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Religiosos y misioneras luchan para dar un futuro a la población de este país, a través del proyecto Solidarity with South Sudan. Una de ellas es la española Yudith Pereira quien denuncia a PyB que las milicias “están secuestrando, matando y masacrando a niños”. Tras conocer el proyecto, el Papa Francisco les envió un donativo en noviembre de 2016.

“Recuerdo que durante las primeras semanas de mi instancia en Sudán del Sur no podía pronunciar la palabra ‘Aleluya’ durante la eucaristía, porque el contexto era realmente dramático”.

Foto: Paul Jeffreys

Esta frase no está sacada de una película de terror ni tampoco de un drama, sino que la pronuncia la misionera española Yudith Pereira (1966, Madrid) para explicar la situación que se vive en Sudán del Sur, que a pesar de ser el país más joven del mundo, desde su nacimiento, ha vivido una guerra continua.

Cinco años antes de la independencia de Sudán del Sur (2011), los obispos locales hicieron un llamamiento a la Iglesia para  crear las estructuras básicas que permitieran al país seguir adelante.

 

Un país desvastado

De esta forma surgió en 2006 la iniciativa Solidarity with Sourh Sudan en la que precisamente la misionera religiosa de Jesús-María es la directora asociada del proyecto. Desde Roma y, viajando cada mes a Sudán del Sur, canaliza los recursos que reciben desde todo el mundo. “La iniciativa nació para ayudar a los obispos de allí. Antes de la independencia del país, todo estaba devastado. No había ni hospitales, ni escuelas, ni Iglesias. Además, ninguna congregación podía hacerle frente sola”, señala.

Se decidió así reunir a religiosos de muchas congregaciones diferentes para formar comunidades intercongregacionales mixtas que respondiesen a todas estas necesidades. “En 2008 y tras una primera reunión se crearon cinco comunidades a la vez. Después decidimos comenzar por la educación y la formación porque son esenciales. Por ello, se montaron dos escuelas de magisterio, una escuela de enfermeras y comadronas y un proyecto agrícola. Y, una vez que organizamos esto, pusimos en marcha una comunidad pastoral y logística en la capital de Sudán del Sur, Yuba, para asistir a la Conferencia Episcopal”, continúa explicando Yudith Pereira.

Foto: Paul Jeffreys

Una plato de comida diario para 1.500 niños desplazados

Desde entonces han formado a más de 3.000 maestros y a más de 500 enfermeras y comadronas y, además, diariamente dan comida a un gran número de niños. “Llegan muchísimas personas. Todos huyen por miedo y con lo puesto. La situación es tan dramática que solo en una comunidad, cada día se alimenta a 1500 niños desplazados”, asegura, denunciando que: “las milicias, además, están secuestrando, violando y masacrando a niños”.

Esta misionera todavía recuerda una de las historias que más dolor la provoca: “Uno de nuestros trabajadores se negó a enrolarse con una milicia y lo torturaron y quemaron vivo delante de su mujer y de sus hijos”, se emociona. E insiste: “La población de Sudán del Sur es muy sufrida y resiliente”.

Foto: Paul Jeffreys

Situaciones que por desgracia también viven las religiosas en su propia piel. “Todas las personas somos vulnerables en Sudán. Incluso violaron a una religiosa y la animamos a irse, pero no quiso. Los misioneros a pesar de todo son felices allí y lo viven con pleno sentido”, afirma.

Para la misionera española: “Lo más difícil de esta misión es palpar la tragedia y volver a la realidad de Europa. Aunque también me ha sorprendido la alegría y la esperanza que tiene la gente cuando yo no veía esperanza. Nunca olvidaré las carcajadas con niños refugiados a los que iba haciendo fotos y que se iban viendo en la pantalla de la cámara”.

Y a su fe, ¿cómo la ha afectado esta misión?. La religiosa lo tiene claro: Recibo la fe de la gente de allí, reconozco a Cristo que muere y resucita en ellos, por todos nosotros…

Futuro y esperanza

En escenario tan devastador, también hay hueco para la esperanza y el futuro y así se lo transmiten las diferentes congregaciones a los niños, adultos y jóvenes de Sudán del Sur. “Cuando los niños y los adultos nos ven a cada uno de un color, de un origen, de una congregación diferente, hombres y mujeres viviendo juntos, creen y comprueban que pueden hacer lo mismo. Vivir unidos en la diversidad y servir a los que más lo necesitan. Además, saben que la educación es lo que puede crear paz y un futuro mejor en el país”, defiende.

Foto: Paul Jeffreys

El donativo del Papa Francisco

El proyecto dirigido por la misionera española ha llegado hasta el Vaticano. En concreto, el Papa Francisco tras conocer la gran labor de estos misioneros y religiosas decidió en noviembre de 2016 darles un donativo. Además, presidió la vigilia de oración que organizaron desde Solidarity with South Sudan en la Basílica San Pedro del Vaticano. El Papa quería viajar a Sudán del Sur, pero no pudo. Entonces, dijo que no quería quedarse lejos de la realidad, y buscó los recursos de varios sitios para dar donativos. Creemos que uno de nuestros donantes le habló al Papa de nosotros”, relata.

La misionera pide a sus compatriotas españoles “que conozcan la realidad de lo que está pasando para que cambien la mirada ante los inmigrantes que llegan sin nada, que sientan que son personas iguales que nosotros y que ayuden con lo que puedan”.

“Sobre todo -continúa detallando- necesitamos paz, comida, medicinas, pero también educación e infraestructuras que puedan construir futuro”. Y concluye: “Lo único que deseo es que haya paz en Sudán del Sur y que todos puedan tener la vida digna que todo ser humano merece”.

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Foto: Paul Jeffreys

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