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Los enfrentamientos en Marawi y los asesinatos en Manila. Y ahora el atentado en Londres y tantas otras tragedias más. Los desastres de los últimos días le han llevado al cardenal Luis Antonio Tagle a hacer una pregunta: «¿Qué le ha ocurrido a la humanidad?» Y a ofrecer, también, una respuesta a la ola de barbarie que parece ir cada vez para más: no cansarnos nunca en «fraguar la comunión, en un mundo en que se están construyendo muchas barreras y muros».

Hablando en un celebración multitudinaria de la festividad de Pentecostés -que tuvo lugar en el Smart Araneta Coliseum de Ciudad Quezón y a la que acudieron más de 6.000 personas- el arzobispo de Manila denunció los ataques que han transcurrido estos días en Filipinas como «un ejemplo de cómo el mundo moderno tira a la basura los valores», tal y como informa Rappler. Es más, como sucesos que «siembran semillas de desconfianza, división y prejuicios».

«¿Qué le ha ocurrido a la humanidad?» «¿Cómo puede ser posible que los seres humanos hagan daño a otros seres humanos?» La única respuesta posible a estas preguntas que se hace cualquier persona sensible frente al salvajismo del terrorismo, continuó el purpurado, es tan obvia como es conmovedora: seguir adelante en el camino de la comunión, la humildad y el perdón.

Y es que esta respuesta tan simple, o tan emotiva -continuó el cardenal-, vale igual frente al otro gran disparate de nuestra época: el de construir cada vez más barreras y muroso bien físicos, emocionales o sociales.

«Por todo el mundo nos encontramos con barreras y muros que se están construyendo», denunció Tagle. Y lo que es peor: que «la promesa de construir esos muros hace ganar elecciones».

«Esto es desconcertante«, se desespero el cardenal. «¿Por qué la gente vota a los que dicen que van a construir muros más altos? Eso quiere decir que esto es lo que quiere la mayoría».

Pero por increíble que parezca hay otros muros que hacen tanto mal como el que quiere construir Donald Trump, si bien es cierto que el arzobispo de Manila se abstuvo de mencionar el nombre del presidente estadounidense en su intervención. Como el de la pobreza y desigualdad social, por ejemplo, agigantado cada vez más por el hecho de que, como observó Tagle, «las ocho personas más ricas del mundo poseen la mitad de la riqueza mundial». «Hay mucha riqueza que se genera: hay riqueza», se lamentó al respecto. «Pero parece que nadie quiere abordar la desigualdad».

Frente a la «desconfianza, división y prejuicios» que siembran la violencia física y social, así pues: comunión y humildad. También el empeño de compartir lo que uno tiene con alguien que no tiene nada, como defendió el cardenal: «Reconoce tu don. Sé humilde asimismo y reconoce lo que no has recibido. Reconoce los dones de otros. No te sientas amenazado por sus dones».

Pero la esperanza para el mundo se halla sobre todo en el perdón, según Tagle, ya que «perdonar significar liberar». Al perdonarle «liberas a la persona que te ha hecho daño, pero te liberas a ti mismo de la prisión de la venganza y la ira».

Con este poderoso mensaje, el arzobispo de Manila cerró su intervención con una oración: «Que todos los que hayan hecho daño a otros, sobre todo las autoridades, se liberen de su orgullo y admitir que han hecho mal».

Via RD

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