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“Chaquetero” es aquel que cambia de opinión o de partido por conveniencia; también se dice de la persona servil y sin criterio.

El caso es que hoy, el cambio se percibe con honestidad y no como infidelidad. Lo vemos en dos discípulos del Bautista. Andrés y Juan no pierden ni un minuto en cambiar de maestro. Dejan la seguridad del Jordán, las palabras conocidas, la probada vida ascética y la fila de los pecadores para seguir a un galileo, a su casa, a las cuatro de la tarde. Y sí, podrían ser tachados de “chaqueteros”.

El caso es que se marchan detrás de Jesús por indicación del mismo Juan. No buscaban una doctrina, ni un estilo, ni una revolución… sino al Salvador y cambiaron de Maestro. Si no se hubieran arriesgado a salir de sus casas y a ponerse en camino, buscando a tientas la verdad, no lo hubieran descubierto. Así que, ¿chaqueteros o valientes?

Hay que arriesgarse para reconocer que el camino elegido es deficiente y que hay otro más pleno. Ellos no tuvieron ni miedo, ni vergüenza para comenzar de nuevo. ¡Cuántos se han quedado parados porque se frustraron sus expectativas o la vida religiosa no era lo que esperaban!

El hecho es que se marcharon detrás de Jesús y comprobaron la sencillez de su vida, su manera gozosa de celebrar, su gusto por lo pequeño, su agradecimiento por lo creado, su capacidad de perdón, y vieron… Y esto les convirtió en apóstoles, en testigos, en misioneros. De tal forma que serán ellos quienes abran los ojos de Pedro y de Santiago para descubrir al Mesías.

Dios encuentra al que se deja encontrar, como Samuel. Y se sirve de personas generosas como Juan y Elí para orientar en el camino. ¿Cuál es tu historia? ¿de los que se arriesgan valientemente o de los que no dan ni un solo paso? ¡A ver quién es el chaquetero!

Por Manuel Romero, TOR

Via LCDLP

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