Los migrantes contribuyen con su conocimiento, con las redes que conforman y con sus capacidades al desarrollo de comunidades más fuertes y resilientes. En los últimos meses, los migrantes han estado en primera línea en la lucha contra la pandemia de COVID-19. Las contribuciones de los migrantes en los ámbitos de la salud, el transporte y los servicios de alimentación han hecho que nuestras vidas durante el confinamiento se hicieran más llevaderas.
Al igual que las personas que se encuentran viviendo al margen de la sociedad, los migrantes se ven desproporcionadamente afectados por el COVID-19 ya que han perdido sus puestos de trabajo, han sido desalojados y sufren discriminación. Millones de migrantes están varados, en muchos casos sin ningún ingreso y sin un lugar donde vivir, sin posibilidad alguna de regresar a sus hogares debido a las restricciones a la movilidad impuestas por la pandemia. Además, la pandemia ha provocado también que corran cada vez mayores riesgos de ser víctímas de trata y explotación
La pandemia de COVID-19 no puede utilizarse como una excusa para volver atrás con los compromisos asumidos respecto de la promoción y la protección de los derechos de los migrantes con independencia de su condición legal. No puede ser tampoco un pretexto para el uso cada vez mayor de la detención, a menudo en condiciones de hacinamiento, además del retorno forzoso de los migrantes a sus países de origen sin el debido proceso, en muchos casos en violación del derecho internacional.
Las personas en movimiento esperan un futuro más prometedor. Es nuestra responsabilidad colectiva crear un mundo más seguro y resilente.
La migración debería ser una elección, no una necesidad. En el #DíaDelMigrante,reafirmemos nuestro compromiso con una migración segura, ordenada y regular; digna para todos.
Texto original: https://www.un.org/es/observances/migrants-day
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