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Fratelli Tutti – Capítulo sexto

La encíclica plantea que la acción política, necesita como base el diálogo y la amistad social (n.198).

El diálogo es una herramienta que se manipula, o utiliza para los propios intereses de grupos de poder, en especial manipulando desde los grupos mediáticos (n.199-201). “La falta de diálogo implica que ninguno, en los distintos sectores, está preocupado por el bien común, sino por la adquisición de los beneficios que otorga el poder” (n.202). “El auténtico diálogo social supone la capacidad de respetar el punto de vista del otro aceptando la posibilidad de que encierre algunas convicciones o intereses legítimos” (n.203). La encíclica hace que para el diálogo, el “internet puede ofrecer mayores posibilidades de encuentro y de solidaridad entre todos; y esto es algo bueno, es un don de Dios»” (n.205). La dignidad humana, es el criterio para toda política, lo mismo para el dialogo (n.207).

“Al relativismo se suma el riesgo de que el poderoso o el más hábil termine imponiendo una supuesta verdad” (n.209). Esta el peligro de que los grupos de poder político dominen los principios morales desde la aplicación de las leyes (n.210). “En una sociedad pluralista, el diálogo es el camino más adecuado para llegar a reconocer” (n.211). “La conveniencia social, el consenso y la realidad de una verdad objetiva. Estas tres pueden unirse armoniosamente” (n.212).

Los encuentros humanos y con la creación nos dan la posibilidad de comprender la vida desde otras perspectivas y sentires, así lo plantea la encíclica, “«La vida es el arte del encuentro, aunque haya tanto desencuentro por la vida»… de todos se puede aprender algo, nadie es inservible, nadie es prescindible. Esto implica incluir a las periferias. Quien está en ellas tiene otro punto de vista” (n.215).

Los proyectos como pueblos se construyen en el encuentro (n.216). El encuentro hace posible recrear caminos de paz con justicia, “La paz social es trabajosa, artesanal…Lo que vale es generar procesos de encuentro, procesos que construyan un pueblo que sabe recoger las diferencias.” (n.217). En el encuentro reconocemos lo diferente del otro, su diversidad y originalidad, esto muchas veces afecta a los que no aceptan lo “diferente o diverso” en los otros humanos (n.218).

En el camino del encuentro de culturas y diversidades, los que se oponen tienen intereses mezquinos que buscan solo su beneficio (n.219). La encíclica dice que, “los pueblos originarios no están en contra del progreso, si bien tienen una idea de progreso diferente, muchas veces más humanista que la de la cultura moderna de los desarrollados” (n.220). En el encuentro y el dialogo cultural el principio que favorece es el del “bien común” (n.221).

La amabilidad es una cualidad humana y cristiana (Ga 5,22), que favorece el encuentro de culturas (n.222-223). “La amabilidad es una liberación de la crueldad” (n.224).

Fray René Arturo Flores OFM

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