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El Arzobispo de Boston, el franciscano Seán O’Malley, es considerado un defensor a ultranzas de las víctimas de abuso sexual y ha llegado hasta el Vaticano para denunciarlo. 

Todo comenzó cuando el Santo Padre no se dejó influir por las advertencias de la Conferencia de Obispos chilenos cuando nombró al Obispo Juan Barros a la Diócesis de Osorno. No eran pocos los que sospechaban de una cierta complicidad de Barros con las agresiones sexuales perpetradas por el padre Fernando Karadima.

Hace unas semanas, durante su viaje a Chile, el Papa volvió a defender a Barros, pero algo hizo cambiar de opinión al Papa quien luego aceptó mandar un legado pontificio a escuchar el testimonio de las víctimas.

¿Qué hizo que el Papa cambiase de actitud?

Fueron las palabras del cardenal franciscano Seán O’Malley,  arzobispo de Boston,  que en una intervención, aseguró que las palabras del Papa Francisco «fueron una fuente de gran dolor para las víctimas de abuso sexual por parte del clero o cualquier otro perpetrador», y que «abandonaban a aquellos que han sufrido violaciones criminales”.

Tras escuchar estas palabras, el Papa cambió de opinión:«debo pedir disculpas porque la palabra ‘prueba’ ha herido a muchos abusados, fue sin querer», dijo a los periodistas en su vuelo de regreso a Roma. Además, el Vaticano envió al Arzobispo Charles Scicluna, posiblemente el investigador de abusos más agudo de la Iglesia, para investigar las denuncias relacionadas con Barros.

Poco después, uno de los acusadores de Barros detalló que O’Malley había entregado personalmente su apelación al Santo Padre años antes. Ni el Vaticano ni la Arquidiócesis de Boston, lo han confirmado o desmentido.

Lucha incansable para denunciar los abusos sexuales

El Arzobispo de Boston comenzó su carrera a principios de la década de 1990 y a finales de la de 2000, fue nombrado obispo de Fall River en Massachusetts. Estos fueron quizás los días más oscuros en la historia de la Iglesia en ese estado. El Boston Globe comenzó su investigación sobre los abusos sexuales de ciertos clérigos. En concreto, docenas de sacerdotes fueron procesados después de sus informes. Y, casi de la noche a la mañana, la gente de Massachusetts se volvió contra la Iglesia.

Antes de que O’Malley interviniera, muchas diócesis trataban la pedofilia como una cuestión de disciplina interna. Cuando surgieron las denuncias, a los abogados de las víctimas se les ofrecía un acuerdo en efectivo y una promesa de que el sacerdote sería retirado.

Destapó 100 casos de abusos en Fall River

En Massachusetts, donde el 45% de la población se declara católica, la policía y los fiscales también se mostraron reacios a emprender acciones legales contra la diócesis. Cuando O’Malley se hizo cargo de la diócesis, ordenó a sus colaboradores cooperar con la policía, incluso el cardenal se reunía regularmente con las víctimas.

Al final, O’Malley resolvió más de 100 casos de abuso en Fall River y el Vaticano decidió entonces mandarlo a Palm Beach, en Florida, en 2002 donde el actual arzobispo de Boston tuvo una tarea aún más difícil. Y, es que, los dos predecesores de O’Malley en el puesto de investigación, fueron forzados a renunciar después de admitir que habían abusado sexualmente de niños. Una vez más O’Malley llegó hasta el final de los hechos. Tras su trabajo en Florida, fue mandado a Boston en 2003.

O’Malley se enfrentó a una tarea desalentadora puesto que sucedió al Cardenal Law, a quien muchos culpaban de encubrir sistemáticamente el abuso sexual en la cuarta diócesis más grande del país. De hecho, según el Globe, aproximadamente el 10% de los clérigos que de Boston  abusaron de niños.

Devolvió la fe en la Iglesia

Los sacerdotes de Boston entrevistados para este artículo explicaron lo devastado que se encontraba O’Malley con cada nueva revelación. «Él siente personalmente el dolor de las víctimas», comentó uno. «No estaba seguro de que lo lograría», decía otro.

Sin embargo, sí lo consiguió. Así la arquidiócesis recuperó la confianza de los laicos y en todo ello O’Malley ha sido indispensable. No sólo por acabar con los abusos sexuales dentro de la Iglesia,  sino también para reparar los lazos con la comunidad, O’Malley fue nombrado cardenal en 2006 y, además, el Papa Francisco le eligió para dirigir la nueva Comisión Pontificia para la protección de menores.

A pesar de su excelente historial en contra de los abusos, fue sorprendente que el franciscanos hubiera adoptado una postura tan firme contra el Papa, que siempre lo ha apoyado.

O’Malley, entre los «papables».

Es cierto que O’Malley fue visto como «papable» por muchos observadores del Vaticano en el cónclave de 2013. Al menos cinco periódicos italianos lo daban como el mejor sucesor. Dado el secretismo que rodea a los cónclaves, es imposible saber cuántos votos recibió pero las cuentas de los medios italianos han indicado que estaba un poco por detrás de los tres candidatos principales: el cardenal Jorge Mario Bergoglio, el cardenal Angelo Scola y el cardenal Marc Ouellet.

Los comentaristas han sugerido que, en las etapas finales del cónclave, O’Malley persuadió a otros cardenales estadounidenses para que respaldaran al cardenal Bergoglio.

Pero, ¿qué llevó a O’Malley a criticar públicamente al Papa Francisco por el caso Barros? Fuentes en Boston dicen que el cardenal estaba «profundamente frustrado» con las palabras del Santo Padre y durante mucho tiempo sintió que su Comisión Pontificia «carecía de los dientes para perseguir a los depredadores». El único recurso que le quedaba era hablar para denunciarlo.

Discreto, ante la división de conservadores y liberales en la Iglesia.

 

El Arzobispo de Boston es extremadamente discreto cuando se trata de la división entre conservadores y liberales dentro de la Iglesia. «Boston es una parte muy secular del país», señaló un sacerdote, y agregó que el cardenal «tiene muchas sensibilidades tradicionales». Otro sacerdote estuvo de acuerdo: «No está a favor de diluir la ley moral».

Sin embargo, ha evitado involucrarse en la controversia sobre Amoris Laetitia. O’Malley es multilingüe e muy habil en Internet (se convirtió en el primer cardenal del mundo en abrir un blog, en 2006).

No se pueden negar las divisiones en la Iglesia, particularmente sobre la Comunión para los divorciados en nueva unión. En caso de un enfrentamiento entre conservadores y liberales en el próximo cónclave, O’Malley sería un candidato obvio.

Mientras tanto, la respuesta del Santo Padre al asunto de Barros ha agitado a sus críticos, dejando a sus admiradores escandalizados y a sus apologistas estupefactos. Lo que la Iglesia necesitará es alguien que arregle los problemas. ¿Quién mejor para el trabajo, piensan muchos, que O’Malley?


* Este artículo apareció por primera vez en el número del 23 de febrero de 2018 del Catholic Herald. Puede leerlo a través de este enlace.

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