¿Cómo explicar que se siente al rezarlo? La respuesta se encuentra sin duda en la espiritualidad franciscana tan impregnada de alegría y de la huella de su fundador san Francisco de Asís
El rosario de los 72 avemarías, llamado también “corona de las siete alegrías” o “rosario seráfico” es una devoción franciscana.
Se trata de una meditación sobre las siete alegrías vividas por la Virgen María en la tierra.
Para el fundador de la orden, san Francisco de Asís (1181-1226), el espíritu de alegría es la mejor defensa contra el mal. Por eso escribió:
“El diablo nunca está más contento que cuando ha logrado quitar la alegría del alma de un servidor de Dios. (…) En cambio, intenta en vano introducir su veneno mortal en un corazón rebosante de gozo. Los demonios no pueden nada con el servidor de Cristo que rebosa de santa alegría”.
El rosario de los 72 avemarías es sin duda un valioso auxilio para quien desea depositar en María toda su confianza con el “corazón rebosante de gozo”. Descubre su poder y algunos consejos para rezarlo bien.
1. SU FORMA
Este rosario de los 72 avemarías se compone de siete decenas separadas por una cuenta y de dos cuentas tras la cruz.

2. SU HISTORIA
Según el padre Luke Wadding (1588-1657), historiador franciscano, la devoción comenzó en 1422 con la historia de un joven especialmente devoto de la Virgen María.
Tenía el hábito de decorar su estatua con una corona de flores todos los días. Sin embargo, cuando se convirtió en fraile menor dentro de la orden franciscana, sus votos de pobreza y de obediencia no le permitían seguir con esta práctica.
El joven, que se planteó incluso abandonar la orden para proseguir con su devoción, tuvo una visión mística en la que María le aconsejó que, mejor, trenzara una corona de oraciones que rezar todos los días.
El religioso decidió entonces decir cada día un padrenuestro y siete decenas del rosario en honor a las siete alegrías de María: la Anunciación, la Visitación, la Natividad, la Adoración de los Magos, el Hallazgo de Jesús en el Templo, la Resurrección y la Asunción.
Los frailes menores conservaron esta devoción y la extendieron entre muchos cristianos.
El papa León X (1513-1521) aprobó la devoción bajo la forma de corona de las siete alegrías o rosario de los 72 avemarías.
El segundo nombre se corresponde con el número que suman las siete alegrías, los 63 años que la Virgen vivió supuestamente en la tierra y dos avemarías más.
3 ¿POR QUÉ SE REZA?
A la pregunta de por qué rezar este rosario, san Bernardino de Siena (1380-1444), franciscano y predicador notablemente mariano, respondió:
“En medio de la corona de las siete alegrías fue donde obtuve todas las gracias con las que el cielo me ha colmado”.
4 ¿CÓMO SE REZA?
El rosario de los 72 avemarías es una meditación de las siete alegrías que María experimentó durante su vida terrenal. Tras la señal de la cruz, comenzamos a rezar con esta introducción:
“Dios mío, ven en mi auxilio.
Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén”.
Luego, meditamos sobre cada una de las siete alegrías:
1. La Anunciación: Alegría de María por dar a luz a Jesús, el Hijo del Altísimo.
Rezamos un padrenuestro, diez avemarías y un gloria al Padre.
2. La Visitación: Alegría de María por visitar a su prima Isabel, también embarazada de Juan, el último gran profeta del Mesías de Dios.
Recitamos un padrenuestro, diez avemarías y un gloria al Padre.
3. El Nacimiento de Jesús: Alegría de María por traer al mundo a Jesucristo Salvador.
Recitamos un padrenuestro, diez avemarías y un gloria al Padre.
4. La Adoración de los Magos: Alegría de María por adorar con los Magos al Hijo de Dios.
Recitamos un padrenuestro, diez avemarías y un gloria al Padre.
5. El Hallazgo de Jesús en el Templo: Alegría de María y de José por encontrar en el templo a su hijo, que es también el hijo del Padre.
Recitamos un padrenuestro, diez avemarías y un gloria al Padre.
6. La Resurrección de Jesús: Alegría de María por comulgar con la alegría de todos los suyos que “han visto al Señor” salir vivo de la muerte a través de su Resurrección.
Recitamos un padrenuestro, diez avemarías y un gloria al Padre.
7. La Asunción de María: Alegría de María por compartir con su Hijo resucitado la vida nueva, la gloria de los elegidos.
Rezamos un padrenuestro, diez avemarías y un gloria al Padre.
Luego, continuamos con dos avemarías adicionales para sumarlos a las siete alegrías y a los 63 años vividos por la Virgen en la tierra. Finalmente, rezamos un padrenuestro y un avemaría por las intenciones del Papa.
Publicado originalmente en Aleteia
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