Este capítulo 25 de Mateo nos habla de las 10 vírgenes que esperan en el Señor 5 son prudentes y otras cinco no tanto. De este Evangelio podríamos reflexionar dos cosas muy importantes. La primera es, ¿tenemos el deseo que el Señor venga a nuestro encuentro? Como católicos lo hemos de tener, porque ese es el deseo más grande de Dios: “encontrarse con sus hijos” además es importante que tengamos la capacidad de ver este encuentro no como un juicio, como aquel momento definitivo, sino ante todo es un encuentro de amor del hijo con su padre el encuentro nos ha de llenar de gozo y alegría Dios ha cumplido su promesa.
El segundo tema que podamos reflexionar es cuestionarnos sobre ¿Cómo estamos preparándonos para este encuentro? No se trata de quedarnos con los brazos cruzados y esperando que el Señor venga y haga todo; sino que cada uno de nosotros ha de tener algunas acciones concretas que podríamos decir, son las vivencias de una espiritualidad. Hermanos hermanas, deseemos el encuentro con el señor pero sobretodo comprometámonos responsablemente.
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