Es uno de los primeros santos franciscanos que recordamos y celebramos al inicio del año.
Giancarlo (o Juan Carlos, este era su nombre de bautismo), nació en Sezze (Lacio, Italia) el 22 de octubre de 1613 y muy pronto fue obligado a dejar la escuela para dedicarse a la custodia del rebaño dada la pobreza de su familia.
En los campos profundizó en su vida interior, mientras cuidaba a sus animales. Así conoció las vidas de algunos frailes santos, Pascual Baylón, quien venía de una misma manera de vivir que la suya, y Salvador de Horta.
Inspirado por ellos, en 1635, a los 22 años de edad, entró al noviciado de los frailes Franciscanos en Nazzano y emitió los votos solemnes el 19 de mayo de 1636.
Si bien Carlos no tenía casi estudios, tenía el don de la Ciencia y escribió varios tratados de Teología y otros escritos. Tanto que el papa Alejandro VII lo nombró su consejero.
Vivió en varios conventos del Lacio y prefirió permanecer como hermano lego, desarrollando su actividad como limosnero, hortelano, cocinero y sacristán.
Carlos tuvo el deseo de partir como misionero a la India, pero no lo logró y permaneció en Roma en el convento de San Francesco a Ripa.
El Señor quiso reconocer la extraordinaria fe de Carlos y una mañana, mientras Fray Carlos escuchaba la Misa en la Iglesia de San José «a Capo le Case», en el momento de la elevación, un rayo luminoso, salido de la Hostia Santa, lo tocó en el corazón, produciéndole una profunda herida.

Tal fue el signo del amor recibido, que el mismo fraile lo describe así: «Estaba en la mitad de dos extremos, es decir, del dolor y de la suavidad de la dulzura. Parecía que el alma quisiera salir del cuerpo. Habría soportado, a causa de la dulzura, cualquier gran tormento y todo tipo de trabajo».

Fray Carlos hizo muchos milagros, como curaciones de enfermedades y multiplicaciones de alimentos. Finalmente, ya enfermo, murió en el convento de San Francisco «a Ripa» (Roma) el 6 de enero de 1670. En el lugar del corazón donde el Señor el infligió la herida de amor, comenzó a aparecer, después de su muerte, un signo en forma de cruz.
El fenómeno ha sido uno de los milagros reconocidos por la Congregación y propuestos para la beatificación por Pío IX, el mismo Papa promulgó el decreto de beatificación el 21 de noviembre de 1875.
Fray San Carlos de Sezze fue reconocido santo por la Iglesia, el 12 de abril de 1959, por San Juan XXIII.
Su festividad es el 6 de enero. Pero en la Orden franciscana la festividad se celebra el 18 de enero.
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Hola. Quería saber por qué los franciscanos lo festejan el 18 de enero si murió el 6 de ese mes.
Muchas gracias.
Saludos.