A lo mejor es la pregunta que te estarás haciendo ante el dramático éxodo de nuestros hermanos hondureños; una pregunta que pareciera no tener respuesta, especialmente ante ciertas escenas que despiertan en ti indignación, cólera o desaliento.
Pero si tú y yo escuchamos desde el corazón, a lo mejor podemos darnos cuenta de que Él está respondiendo antes de que digamos una sola palabra:
– «Estoy aquí, caminando con mi pueblo: estoy en el dolor del que dejó su tierra buscando un futuro mejor, en la madre que peregrina con sus pequeños huyendo de un país violento, en el joven que no cuenta en los planes de un gobierno corrupto y opresor. Estoy en las venas abiertas de este pequeño pueblo que sufre y sueña sin perder la esperanza, después de perderlo todo, para golpear con fuerza a las puertas del imperio.
No, no me quedé escondido en la nube de mi gloria, ni en el sagrario ni en el templo; yo también me puse en camino con mis hijos…
Igual me puedes ver en el ateo solidario que cura los pies cansados y en la mujer que por fe, comparte su pan y su abrigo con el forastero, también me puedes descubrir en el hombre que no tiene otra cosa que dar, más que su tiempo y su transporte para hacer más liviana la pena del que va de camino, y en el que dice palabras de ánimo y de consuelo, como en aquellos que levantan la voz para denunciar la injusticia que destierra, la miopía del que condena y la indiferencia que mata; estoy en fin, en los que no tienen otra cosa para dar, más que sus lágrimas y sus oraciones.
Aquí estoy, recordándote que al final de tu camino te diré: «tuve hambre y me dieron de comer, tuve sed y me dieron de beber, era emigrante y me recibieron…»
Aquí estoy, justo a tu lado».
Visto en el perfil de FB del padre Sergio Godoy, fundador de la Ciudad de la Esperanza en Guatemala.
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