Una mujer soñó que entraba en una tienda recién inaugurada en la plaza del mercado y, para su sorpresa, descubrió que Dios se encontraba tras el mostrador.
“¿Qué vendes aquí?”, le preguntó.
“Todo lo que tu corazón desee”, respondió Dios.
Sin atreverse casi a creer lo que estaba oyendo, la mujer se decidió a pedir lo mejor que un ser humano podría desear: “Deseo paz de espíritu, amor, felicidad, sabiduría y ausencia de todo temor”, dijo. Y luego, tras un instante de vacilación, añadió: “No sólo para mí, sino para todo el mundo”.
Dios se sonrió y dijo: “Creo que no me has comprendido, querida. Aquí no vendemos frutos. Únicamente vendemos semillas”.
(Anthony de Mello, SJ – El Canto de la Rana)
El relato del gran Anthony se nos puede antojar fantasioso pero en un Centro Comercial de Boston (Estados Unidos) Jesús está presente en medio del mercado.
La iniciativa es de los Oblatos de María. La capilla, bajo la advocación de San Francisco de Asís, se encuentra en el corazón de la ciudad, en el Centro Comercial «Prudential Center».
Alli, junto a tiendas como Sephora, Tesla o Ralph Lourent, el visitante puede encontrarse a Cristo en su «tienda».
«Un encuentro inesperado»
Estaba con mi familia de viaje. Se acercaba el domingo, y mediante una aplicación llamada “Misas”, busqué la Iglesia cristiana más cercana para ir. Emprendimos el viaje caminando hacia allí, guiándonos por un mapa online. Cuando arribamos al lugar en el que supuestamente nos encontraríamos con una Iglesia y una Misa próxima a comenzar, nos encontramos con una enorme y glamorosa puerta de vidrio, que invitaba, con suntuosas escaleras mecánicas, a ingresar a un gran….. shopping.
Y ahí comprendí…. tal vez ese Shopping era el sendero propicio hacia la oveja 99? podría ser…. Cuando ingresé no solo me sorprendí por el hermoso crucifijo que pendía en el centro del altar sino porque reposaban allí 3 reliquias de Primer grado, de: Santa Faustina Kowalska, San Juan Pablo II y San Maximilian Kolbe…. Todo era regalo… Sin duda el mejor oasis de Amor, en medio de ese “contexto” tan extraño. Una vez más, el Señor hizo barro con mis prejuicios, y sentí un gran deseo de compartir su enorme grandeza, que abajándose en nuestras pobrezas, salía a nuestro encuentro. Una vez más, mi corazón se quedó admirando la grandeza del crucificado… Gracias Señor por cruzarte en todos nuestros caminos, sean cuales fueren.
Nuevos templos para nuevos tiempos.
He escuchado muchas veces el concepto de que los nuevos templos son los centros comerciales… y es verdad. Basta pasar un domingo por uno de ellos y por cualquier parroquia… ¿donde hay más gente?
A priori la idea de poner una capilla en un lugar de «ocio» parece erronea -y estoy seguro de que mucha gente así lo creera- pero, como dice María Magazzú el Señor nos sale al encuentro en cualquier camino.
Paz y Bien!
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