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Fratelli Tutti – Capítulo primero

Pareciera que la humanidad había aprendido de las guerras y conflictos entre países (n.10). El soñar es parte de la búsqueda del bien común (n.11). El papa señala como causa de este revés histórico de crear un sistema destructivo para la misma humanidad, al sistema hegemónico de la economía de mercado (n.12)

Este sistema ha logrado que las nuevas generaciones olviden o no tomen en cuenta la memoria histórica (n.13). Es un modo de “colonización cultural”, que termina “licuando” las consciencia crítica, la lucha por la justicia y la fraternidad (n.14).

La meta de este sistema, es destruir la esperanza en la humanidad, creando una desconfianza casi absoluta, que hace que la política ya no tenga como meta el bien común, sino un producto o mercado que necesita del “marketing” (n.15). Ante esta realidad hay muchas “voces que se levantan para la defensa”, de la misma vida (n.17).

Este sistema económico hegemónico, crea una sociedad de “descarte”, donde la inequidad genera más empobrecidos y pobreza de la sociedad (n.18-21).

El sistema genera desigualdad mundial, ignorando y violentando los derechos humanos de las personas, empobreciendo su calidad de vida, entre ellas la dignidad de la mujer, como la práctica de la trata de personas (n. 22-24).

En esta dinámica violenta globalizada, está propiciando una “tercera guerra mundial en etapas”. Los países poderosos están estableciendo una práctica de “muros” que genera más excluidos (n. 25-28).

“las fuertes crisis políticas, la injusticia y la falta de una distribución equitativa de los recursos naturales” (n. 29). Esta realidad crea un “cisma” en la humanidad, que deteriora la calidad de vida personal y colectiva, por tanto la de toda la creación (n. 30-31).

La pandemia nos ha enseñado que “nadie se salva solo, que únicamente es posible salvarse juntos” (n.32). También, la pandemia hace pensar en cambiar los “estilos de vida” que llevamos en lo individual y colectivo (empresarial) (n.33). Es una realidad, todo está conectado, todos tenemos una interdependencia, en especial con los más débiles, por eso es necesario cambiar esta dinámica que enriquece a unos pocos en deterioro de las mayorías (n.34-36).

Los miles de forzados a migrar en todo el mundo, es muestra del fracaso de este sistema de economía de mercado. El trato a los migrantes en los países destinos, es deshumanizador y humillante. Hay que cambiar el miedo al migrante pobre (xenofobia-porofobia), como cambiar las políticas discriminatorias (n.37-41).

La comunicación digital, en manos de este sistema, sirve para el espectáculo o el exhibir algo (personas, cosas, actos religiosos). “No construyen verdaderamente un “nosotros” sino que suelen disimular y amplificar el mismo individualismo que se expresa en la xenofobia y en el desprecio de los débiles” (n. 42-43).

La comunicación por internet se ha vuelto un espacio de violencia, y es manejado por los grupos de poder económico, “creando mecanismos de manipulación de las conciencias y del proceso democrático.” (45).

“La verdadera sabiduría supone el encuentro con la realidad” (n. 47). La sabiduría es posible en el encuentro, en la escucha del otro que es diferente, “San Francisco de Asís «escuchó la voz de Dios, escuchó la voz del pobre, escuchó la voz del enfermo, escuchó la voz de la naturaleza.” (n.48). esto exige un cambio de estilo de vida y de modo de comunicarnos, donde el diálogo es primordial (n.49-50).

Esta cultura hegemónica que crea el sistema de mercado, afecta la cultura propia, dejando sin originalidad las culturas y las mayorías empobrecidas (n. 51-52). Por eso, «no existe peor alienación que experimentar que no se tienen raíces, que no se pertenece a nadie.” (n. 53).

Este mundo de sombras, no es la última palabra (n.54), sino, “la esperanza es audaz, sabe mirar más allá de la comodidad personal, de las pequeñas seguridades y compensaciones que estrechan el horizonte” (n. 55).

Fray René Arturo Flores, OFM

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