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Vuelvo de participar en Roma de la Conferencia Internacional Laudato Si y llego a mi casa con esperanzas, pero también con miedos.

Traigo la esperanza de ver que hay una gran cantidad de gente y organizaciones que han asumido el llamado de la Laudato Si y están haciendo cosas, grandes o pequeñas.

Traigo la esperanza de que aún estamos a tiempo (aunque nos quede muy poco) para revertir la crisis climática.

La esperanza, en definitiva, de que el llamado del Papa ha sido escuchado y estamos en el camino.

Pero también traigo miedos.

Miedo de ver al Papa demasiado cansado físicamente.

Miedo de ver ciertos narcisismos que hacen que nos hablemos a nosotros mismos en lugar de buscar formas nuevas de hablar y de sensibilizar a la inmensa mayoría (dentro y fuera de la Iglesia)

Miedo de ver que este tema, crucial, despierta poco interés en buena parte de la Curia romana.

Miedo de corroborar que, como Iglesia, somos incapaces de ser coherentes entre lo que decimos y pedimos a los otros con respecto al Cambio Climático, y lo que hacemos.

Durante las exposiciones salió más de una vez la necesidad de que el Vaticano lidere el cambio desde el ejemplo. Estos reclamos de los ponentes fueron sistemáticamente aprobados por el aplauso inequívoco de lo más de 300 participantes. Pero nos quedamos solo en eso.

Liderar el cambio desde el ejemplo es, por citar cosas puntuales, que el Banco Vaticano desinvierta, o al menos de señales de querer hacerlo, su dinero de la industria de los combustibles fósiles.

¿Cómo es posible que digamos una cosa y hagamos otra?

Me traigo de Roma, sobre todo, la inmensa bendición de haber conocido a jóvenes entusiastas que reclaman a la Iglesia una mayor coherencia, que exigen a la Iglesia un mayor compromiso con las causas sociales y que reclaman un mayor ejercicio de la “denuncia profética”.

Y me traigo, la enorme riqueza de haber compartido con hermanos y hermanas de los pueblos originarios de la amazonia y el pacifico. Su sabiduría, su pragmatismo, su claridad me han hecho ver lo lejos que estamos de resolver la grave crisis ambiental y humana que atravesamos.

Sus llamados de atención y su invitación a que “dejemos de hablar y de reunirnos” para comenzar a hacer cosas concretas, me han dado fuerzas para seguir andando.

Por ultimo, el Papa nos dijo, durante la audiencia, que es necesaria “una acción orgánica y concertada de ecología integral”, este tipo de encuentros son, sin duda, muy necesarios para esa acción coordinada.

Paz y bien!

 

NOTA: Toda la información sobre la conferencia en http://laudato-si-conference.com/

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