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Queridas hermanas y queridos hermanos:

Las Posadas van adelante y ya estamos a la puerta misma de Navidad. Me place enviarles una sencilla felicitación en vistas de vivir el misterio de la encarnación de nuestro Señor Jesucristo.

Entre todos los santos de la piedad popular, al hablar de Belén, Francisco lleva la palma. Desde los años de nuestra iniciación en la vida franciscana –pertenezcamos a esta u otra rama espiritual– hemos aprendido, de la mano de Celano, San Buenaventura y otras biografías primitivas qué sentía Francisco. Y sabemos cómo armó una representación en Greccio, tres años antes de su muerte.

Eso es lo que otros dicen de él. Yo les invito a gustar lo que Francisco dice de sí mismo al vivir la Navidad en el oficio de la pasión, que él compuso a su modo y manera, seleccionando versículos de salmos, tiene algunas variantes según los tiempos. Acerquémonos al salmo que el “recompuso” para cantar la Navidad e invitarnos al seguimiento de Jesús pobre, salmo número 15 de la serie. Dejemos que fluya de nuestro corazón: esa es la Navidad de Jesús que vivía Francisco de Asís.

1Gritad de gozo a Dios, nuestra ayuda (Sal 80,2); * aclamad al Señor Dios vivo y verdadero con gritos de júbilo (cf. Sal 46,2).
2Porque el Señor es excelso, * terrible, Rey grande sobre toda la tierra (Sal 46,3).
3Porque el santísimo Padre del cielo, Rey nuestro antes de los siglos (Sal 73,12), ‘ envió a su amado Hijo de lo alto, * y nació de la bienaventurada Virgen santa María.

4Él me invocó: Tú eres mi Padre; * y yo lo constituiré mi primogénito, excelso sobre los reyes de la tierra (Sal 88,27-28).
5En aquel día envió el Señor su misericordia, * y de noche su cántico (Sal 41,9).
6Éste es el día que hizo el Señor, * exultemos y alegrémonos en él (Sal 117,24).

7Porque un santísimo niño amado se nos ha dado, ‘ y nació por nosotros (cf. Is 9,6) de camino y fue puesto en un pesebre, * porque no tenía lugar en la posada (cf. Lc 2,7).
8Gloria al Señor Dios en las alturas, * y en la tierra, paz a los hombre de buena voluntad (cf. Lc 2,14).

Y en este tono continúan los versículos restantes. Esta Navidad teologal, humana y entrañable, es la verdadera Navidad de Francisco. Tiempo de amor, que es tiempo de recuerdos y evocaciones del corazón. Unos son tristes… El terremoto de Oaxaca y México, la violencia en nuestro país, cuyo dolor de tantas familias hemos compartido… Otros son íntimos y gozosos: El centenario de San Buenaventura a los que los cuatros ministro generales dedicaron una carta, en la que quisieron transmitirnos la sabiduría del Seráfico Doctor; el encuentro del papa con la familia franciscana el 23 de noviembre de este año, y su bello discurso, en memoria de la Bula “Ite et vos” que nos compromete a buscar la unidad en la Orden; los nuevos santos y beatos con que ha sido enriquecida este año la familia franciscana: por lo que se refiere a la familia capuchina S. Ángel de Acri, que antes era Beato, y dos hermanos recientemente beatificados: Beato Arsenio de Trígolo y Beato Solanus Casey.

Estos son nuestros sentimientos: alabanza, alegría y paz, acción de gracias y consagración de nuestras vidas para seguir por la ruta de los hermanos que nos han precedido. Que podamos vivir esta Navidad a ejemplo del santo de Asís y transmitir con nuestro carisma el amor de Dios, que es el Bien, sumo Bien, todo Bien y se hizo hombre por nuestra salvación.

Reciban mi cordial saludo con un abrazo.
¡FELIZ NAVIDAD!

Gloria al Señor Dios en las alturas,
y en la tierra, paz a los hombres de buena voluntad (cf. Lc 2,14).

El Señor les bendiga y les guarde… Fraternalmente

Fr. Néstor Wer, OFMCap

PRESIDENTE COFRAMEX

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