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Adriana Venegas y Daniela Mena son dos laicas, contemplativas y misioneras, de la misericordia de Dios. Conocerlas es descubrir la integralidad del Evangelio, que brota de la oración, los sacramentos y la Palabra de Dios y se expresa en acciones concretas de acogida y misericordia; en una constante necesidad de comunicarse e ir al encuentro de los demás. 

Ellas forman parte de la comunidad internacional Casa de la Misericordia, que vive la Espiritualidad de la Misericordia, según los escritos de Santa Faustina Kowalska y el magisterio de la Iglesia. Fundada por laicos, esta obra nació en Colombia en 1989 y desde allí se ha extendido a países como Brasil, Ecuador, Estados Unidos, Panamá y Costa Rica. 

A este último país centroamericano llegaron hace 8 meses, justo con la presencia de Adriana y una misionera panameña en la Casa de la Misericordia en la diócesis de San Isidro de El General. Quisiera dedicar este artículo para contar su experiencia.

Después de un tiempo de oración, espera y reajuste de velas, la Providencia Divina proveyó la sede perfecta para la Casa de la Misericordia en Costa Rica: una casa con capacidad para 8 personas justo a la par del Santuario Diocesano de la Misericordia en la ciudad de Pérez Zeledón. Recién pasada una semana, llegó Daniela, una joven de 19 años que decidió unirse a esta aventura en una experiencia de un año.

Estas mujeres, laicas no religiosas, llevan un estilo de vida en comunidad al estilo de una familia. Su fuerza y fundamento está en la oración, la Palabra de Dios y los Sacramentos. Los jueves, por ejemplo, son días dedicados completamente a la adoración eucarística. Además, cotidianamente acogen a muchas personas en su hogar; especialmente a personas en situación de calle, con problemas de adicción u otros. Pero su misión no se restringe a su perímetro cuadrado. Una semana al mes salen a evangelizar en diferentes comunidades. 

En este tiempo, han visitado 8 parroquias. En cada una van casa por casa, compartiendo su testimonio, orando con la Palabra de Dios, escuchando a las personas y dando acompañamiento a quien lo necesita. Según comentan, hasta el momento han tenido una muy buena acogida, han visitado comunidades cercanas y muy alejadas y han podido compartir con gran cantidad de personas. 

“Antes me costaba mucho hablar con las personas, pero Dios ha ido trabajando eso en mí. Es parte del crecimiento que he tenido. Esta misión me hace más humilde y humana… La humildad es fundamental en el ser humano”, comentó Daniela, quien además ha sido testigo de cómo la misericordia de Dios ha actuado en su familia desde que ella dejó la casa para unirse a esta misión. 

Por su parte, Adriana explicó que a las comunidades van a hacer lo que Jesús mandó: misión; llevar la alegría del Evangelio. “Estamos impresionados de la formación que hay en esta diócesis: Más de 5000 agentes formándose. Hay mucho conocimiento, pero falta espiritualidad”. Hay que ir a lo profundo de los rayos que salen de Jesús en la imagen de Jesús de la Misericordia: “es Jesús crucificado”. Para la Obra, Adriana sueña con más casas de la misericordia y, especialmente con más almas para Cristo. Quien hace la misión “es Él, eso lo tenemos claro. Nosotros somos sus escogidos para acompañar”, concluyó.

 

En otros países, la Casa de la Misericordia cuenta con psicólogos y terapeutas. En Colombia, tienen un centro de rehabilitación de adicciones. Si desea conocer más puede ubicarles a través del Facebook Casa de la Misericordia Costa Rica, escribir al correo adris2305vv@gmail.com o al Whatsapp: +506 86716468. 

Sobre el autor de esta entrada:

Ariana Díaz Acuña

Ariana Díaz Acuña

Teóloga y misionera costarricense.

Licenciada en Teología por la Universidad Teológica de América Central en 2017, diplomada en Pastoral Educativa por el Instituto Teológico Pastoral para América Latina (ITEPAL) en 2014 y diplomada en Doctrina Social de la Iglesia por la Universidad Católica de Costa Rica en 2020.

Ariana es Coordinadora del Capítulo Nacional del Movimiento Laudato si’ en su país y representante de Mesoamérica y El Caribe en el Consejo Continental del mismo Movimiento. Además, es co-líder de la Red de Educación Superior LISTEN Network y miembro de la red de comunicadores católicos Signis Costa Rica. Desde 2019 forma parte de la Red Eclesial Ecológica Mesoamericana (REMAM).

En el pasado se ha desempeñado como docente de secundaria y universitaria, así como Directora Adjunta del Observatorio Laudato si’ de la Universidad Católica de Costa Rica y Directora Académica de la Academia de Líderes Católicos en Costa Rica. En reiteradas ocasiones vivió como misionera en la amazonía peruana, en donde compartió con comunidades campesinas e indígenas amazónicas. .

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