No hay una peor noticia para la semana previa a la fiesta de San Francisco.
Hace solo dos días la provincia de los Frailes Menores (OFM) emitía el siguiente comunicado:
La Orden Franciscana de Chile a través del Ministro provincial, decretó una investigación previa contra el sacerdote franciscano Fr. Arístides Miranda ofm. por la denuncia de abuso sexual de una menor de edad.
De la información recabada en dicha investigación, se estableció que existen elementos que permiten acreditar la verosimilitud de los hechos denunciados. En estas circunstancias, se ha decretado remitir los antecedentes a la Congregación para la Doctrina de la Fe, en Roma y mientras dure el proceso canónico, salvada la presunción de inocencia, Fr. Arístides Miranda se encuentra suspendido del ejercicio del Ministerio sacerdotal. Estos antecedentes han sido entregados al Ministerio Público y se ha informado a la denunciante con fecha 21 de septiembre de 2018.
La Provincia Franciscana en Chile, siente un gran pesar por este hecho y seguirá comprometida con la búsqueda de la verdad, la acogida a los afectados y el compromiso con la vida y defensa de la dignidad humana.
Y ayer mismo los Capuchinos de aquel país han comunicado la suspensión, de otro sacerdote, por el mismo delito:
El 13 de julio de 2018 el Ministro General de la Orden de Hermanos Menores Capuchinos, con sede en Roma, recibió de la Congregación para la Doctrina de la Fe una denuncia por presuntos abusos a menores de edad, contra fray Rodrigo Israel Romero Cáriz, actual Ministro Provincial de la Orden de Hermanos Menores Capuchinos en Chile.
El Ministro General ordenó la realización de la investigación previa, la cual fue presentada a inicios de septiembre a la Congregación para la Doctrina de la Fe.
Por el bien de la Iglesia y, en particular, para garantizar el curso de la justicia, se han impuesto a fray Rodrigo las siguientes medidas cautelares: se le prohíbe desarrollar cualquier tipo de apostolado y de ningún modo tener contacto con menores de edad, tampoco puede celebrar o concelebrar públicamente la Eucaristía ni tener contacto en cualquier modo con las presuntas víctimas.
El escandalo de los abusos en el país andino es de magnitud. Con toda la jerarquía en jaque, la Iglesia tendrá muy difícil resurgir y recuperar la confianza de los chilenos.
Pero este escándalo, seguido de otros en muchos más países, no es sino la evidencia de la podredumbre que, desde hace décadas (o siglos), mina los cimientos de nuestra Iglesia.
Recuerdo hace unos años, visitando un antiguo seminario ya en desuso que, al llegar a un lugar apartado de las instalaciones, el superior me dijo “aquí era donde los novicios venían a mantener relaciones”. Me lo dijo con una normalidad tal que no supe que responder y todavía me arrepiento de no haberle dicho unas cuantas cosas.
Los abusos, los amancebamientos, las relaciones homosexuales han estado siempre ahí, algunas mas evidentes y otras no tanto.
Lo que parece que parte de nuestra jerarquía no ha comprendido, es el radical cambio que ha dado el mundo en los últimos 15 años. La información que durante siglos se podía controlar y ocultar, ahora esta al alcance de cualquiera, en la palma de la mano de cualquiera, de forma inmediata.
¿Tiene esto solución? ¿O estamos asistiendo al final de la Iglesia Católica tal y como la conocemos?
Aún tengo esperanza de que el Espíritu Santo, una vez más, venga en nuestra ayuda y renueve la podrida faz de nuestra Iglesia.
«La Verdad os hará libres» nos dijo el Señor. ¡Ojala!
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