Fray Manuel Alfonso Vargas Reales
A pesar que la Doctrina Social de la Iglesia nos impulsa a participar de forma decidida y responsables en la política ya que somos por naturaleza criaturas sociales y políticas, siempre estaremos en esas dimensiones de forma esencial e ineludible, surgen dudas, prejuicios y satanización en algunos sectores de nuestra Iglesia Católica frente al ejercicio político. Tal vez sea porque algunos han caído en los extremismos, fanatismos, la politiquería y la corrupción. Esas malas experiencias han en nublado el verdadero sentido de la política que es buscar el bien común de todos los ciudadanos. Veamos algunos trazos de por qué la verdadera política tiene sentido en el cristianismo asumiéndolo de forma responsable, ética y desde el reflejo del amor de Dios para con su pueblo.
1.BIBLIA-MAGISTERIO Y POLÍTICA
Es imposible tocar este tema y no acudir a la Doctrina Social de la Iglesia en su apartado titulado La Comunidad Política, en él se pueden exponer a grandes brochazos las siguientes enseñanzas:
Desde la Biblia y en especial en el Nuevo Testamento, Jesús frente a la autoridad política tiene las siguientes actitudes y enseñanzas (de forma literal las expongo):
Jesús rechaza el poder opresivo y despótico de los jefes sobre las Naciones (cf. Mc 10,42) y su pretensión de hacerse llamar benefactores (cf. Lc 22,25), pero jamás rechaza directamente las autoridades de su tiempo. En la diatriba sobre el pago del tributo al César (cf. Mc 12 , 13 – 17; Mt 22 , 15 – 22; Lc 20 , 20 – 26), afirma que es necesario dar a Dios lo que es de Dios, condenando implícitamente cualquier intento de divinizar y de absolutizar el poder temporal: sólo Dios puede exigir todo del hombre. Al mismo tiempo, el poder temporal tiene derecho a aquello que le es debido: Jesús no considera injusto el tributo al César (379).
Jesús, el Mesías prometido, ha combatido y derrotado la tentación de un mesianismo político, caracterizado por el dominio sobre las Naciones (cf. Mt 4, 8 – 11; Lc 4, 5 – 8). Él es el Hijo del hombre que ha venido «a servir y a dar su vida» (Mc 10,45; cf. Mt 20, 24 – 28; Lc 22, 24 – 27). A los discípulos que discuten sobre quién es el más grande, el Señor les enseña a hacerse los últimos y a servir a todos (cf. Mc 9, 33 – 35), señalando a los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, que ambicionan sentarse a su derecha, el camino de la cruz (cf. Mc 10, 35 – 40; Mt 20, 20 – 23) (379).
El mensaje bíblico inspira incesantemente el pensamiento cristiano sobre el poder político, recordando que éste procede de Dios y es parte integrante del orden creado por Él. Este orden es percibido por las conciencias y se realiza, en la vida social, mediante la verdad, la justicia, la libertad y la solidaridad que procuran la paz (383).
Desde la perspectiva magisterial y tomando como base el Concilio Vaticano II en la Constitución Gaudium et Spes, y más específicamente en el apartado llamado La Vida en la Comunidad Política se desprenden las siguientes enseñanzas: La política está llamada a fomentar la justicia la benevolencia y el bien común (GS 73). La búsqueda del bien común tiene finalidad crear las condiciones necesarias para que la humanidad pueda lograr como mayor plenitud y facilidad su propia perfección (GS 74). La Iglesia reconoce el gran servicio de las personas que se consagran al bien de la cosa pública (GS 74). Los cristianos están llamados a participar en la vida política con la obligación de tener sentido de responsabilidad y de servicio al bien común (GS 75). Luchar contra la injusticia, la opresión, la intolerancia y el absolutismo (GS 75). La comunidad política y la Iglesia son independientes y autónomas, pero es recomendable una sana cooperación (GS 76).
2.TEOLOGÍA Y POLÍTICA
Con la ayuda de José Luis Martín Descalzo quisiera extraer algunas posturas que se han tejido a lo largo de la historia eclesial de cómo posiblemente Jesús de Nazaret comprendía el quehacer político.
La primera postura que se asoma es presentar a Jesús como apolítico (René Coste) y neutral frente a las problemáticas de la vida civil conllevando a una “iconización” de Jesús, es una tendencia que podríamos llamar mística (Le Guillou), una vida netamente teológica y no histórica, un ícono que no se ha sumergido del todo en la vida o realidad humana (Comblin).
La segunda postura es la que denominan la corriente política de Jesús (Brandon, Eisler, Carmichael) en el cual lo dibujan como un zelote, como otro revolucionario fracasado en su intento de sublevar al pueblo de forma violenta por medio de las armas, esto no tiene ningún sustento bíblico o teológico. Dentro de este punto de vista, pero sin una acentuada radicalidad están las propuestas de Metz y Leslie Dewart que afirman que la salvación hacia la que se orienta la fe cristiana en la esperanza no es una salvación privada. La proclamación de esta salvación condujo a Jesús a un fatal conflicto con los poderes de su tiempo. Subraya que la cruz no está emplazada en un ambiente puramente religioso, ya que, si la predicación de Jesús hubiera sido puramente interior, puramente mística, no hubiera sido perseguido hasta la muerte. De hecho, nunca fueron perseguidos los monjes de Qumran.
La tercera postura es la que se denomina ética o crítica, donde se coloca a Jesús adoptando una meta-política, es decir, no habría tomado opciones concretas de grupos, partidos y facciones, pero, sí habría predicado un concepto de hombre, de sus derechos y libertades, de sus metas sociales, habría lanzado una serie de distinciones en torno a lo que el Estado puede y no puede hacer, que de hecho, significaban una revolución pacífica en la política de su tiempo. Esta postura está apoyada por algunos teólogos de la liberación.
Como conclusión de este capítulo es recomendable tener en cuenta: 1-no hay que forzar los hechos de la vida de Jesús y su entorno (aunque sean parecidas a ciertos ambientes actuales) en función de nuestras actuales preocupaciones políticas; 2- Si el hombre es un animal político y si Jesús fue plenamente hombre no se debería negar su participación en la transformación concreta; 3-Jesús se preocupa por recentrar en algo más alto a sus conciudadanos excesivamente politizados sin despreciar lo político.
3- IGLESIA EN SALIDA Y POLÍTICA EN SALIDA
El papa nos invita a “primerear” es decir, a tomar la iniciativa de tener un compromiso activo frente a los acontecimientos sociales, tener actitudes “encuentro” y cuidado para custodiar lo que es valioso para la humanidad y no estar al margen o caer en la indiferencia.
Salir al encuentro también requiere el saber escuchar para aproximarnos a la realidad del otro y de lo otro como base de la comunicación como puerta para el encuentro espiritual.
Asumir la tarea política es apostarle y respetar la pluralidad social y de proyectos partidarios para asumir la consolidar y expresar los derechos y deberes de la sociedad por medio de una serie de propuestas y voces buscando la unidad en la diversidad. Salir al encuentro en lo político implica dejar de ser unos gerentes y administradores para encontrarse con los ciudadanos y desde la base direccionar la transformación.
4-SAN FRANCISCO DE ASÍS Y LA POLÍTICA
Francisco de Asís nació y se desarrolló en una ambiente social, político y económico sustentado en el feudalismo con transición a la burguesía. En el feudalismo el centro era la tierra donde un señor feudal o terrateniente tenía a su servicio vasallos o campesinos. Francisco de Asís con la Dama Pobreza afirmó el rechazo de los valores económicos y sociales de la sociedad aristocrática-burguesa.
Francisco de Asís escribió una Carta a todas las Autoridades y en ella les recomienda que no se olviden de los mandamientos de Dios a causa de las preocupaciones de este mundo porque se les exigirá mucho a quién mucho se le dio. Les invita a realizar una continua conversión y acercarse a Jesús por medio de la Eucaristía. También les recomienda infundir en el pueblo la alabanza y acción de gracias al Señor. “La reiterada alusión a la cercanía del fin del mundo recuerda más las ideas apocalípticas de ciertos círculos franciscanos del siglo XIII que la posición al respecto del mismo San Francisco, que, si bien hizo alusión en numerosas ocasiones a la importancia de la preparación de los cristianos y de los clérigos para el juicio final, no pareció haber creído en la proximidad histórica de este acontecimiento. Asimismo, este gesto espectacular fundaría un franciscanismo propiamente “político”, en el cual se inspirarían de buena gana algunos políticos de la época, pero que parece sobrepasar el pensamiento y la acción, más discretos y profundos, de San Francisco.”
La opción de Francisco de Asís por los pobres tuvo y tiene una incidencia política. “Lo que hace que el pobre sea aún más pobre es el hecho de que casi siempre se le consideraba desde el punto de vista del rico. La grandeza de San Francisco reside en el hecho de que vio al pobre con ojos de pobre y de este modo hizo posible descubrir los valores de los pobres.”
Francisco de Asís al descubrir a Dios como Padre, comprendió que todos somos hijos, creaturas de una misma Fuente, y si somo hijos, entonces, todos somos hermanos incluyendo la “casa común”. Un eje carismático de mucho color, fuerza e importancia es la fraternidad, como don de inclusión, de misericordia y sobre todo para con los más débiles e indefensos. “La fraternidad se revela ahora como categoría política, paradigma desde el cual comprender y emprender la tarea del bien común, que deberá buscar “la realización de todos y cada uno de los hombres-hermanos” construyendo con y para ellos un desarrollo pleno y solidario.”
CONCLUSIÓN
Solamente quiero concluir este artículo con las siguientes palabras que encierran nuestro ser y quehacer como cristianos y como franciscanos:
“Abrirnos a interpretar y transformar la realidad de dolor de los hermanos implica tanto la cooperación para resolver las causas estructurales de la pobreza y para promover el desarrollo integral de los pobres, como los gestos más simples y cotidianos de solidaridad ante las miserias muy concretas que encontramos.”
Comentarios
0 Comentarios