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Llevamos algunos días hablando del conflicto Mapuche en Chile y Argentina. Un conflicto que lleva años pero que, en Argentina, recrudeció a raíz de la desaparición de un activista durante una movilización mapuche.

El activista en cuestión, para los que viven fuera de Argentina, se llama Santiago Maldonado.

El caso, como suele suceder en el país del Papa, se politizó y la gente comenzó a tomar partido. En Argentina todo es un River vs Boca (derby de futbol) pero llevado al extremo. Los partidarios del gobierno de Macri asumieron la tesis de que a Santiago lo «desaparecieron» los Kirchneristas para perjudicar al gobierno. Los otros, los kirchneristas, la de que el gobierno lo había desaparecido porque es un gobierno represor. Muchos dijeron que el activista era un hippie, que estaría fumando marihuana en algún lugar o que estaba escondido para perjudicar al gobierno… entre otros muchos ataques personales y barbaros.

Desde este humilde altavoz hemos querido llamar a la reflexión sobre el valor de la vida humana. Ese valor tantas veces olvidado y fundamental. Porque cuando esta en juego la vida de una persona, da igual su partido politico, su color de piel, su fe o su pasaporte.

Esto es algo obvio pero no siempre atendido.

Me escandaliza ver a muchos católicos de mi país de nacimiento diciendo verdaderas barbaridades sobre Maldonado, los Mapuches o cualquiera que piensa distinto. Las redes sociales son una verdadera cloaca estos días. 

El problema esta claro, la fragmentación social provocada por la última década política (tan grave como la que se vive en Cataluña o en otras partes del mundo) vino a exagerar aún más la histórica «lucha de clases» del país del sur. Porque quien crea que la violencia social se gesto en la ultima década, se engaña a si mismo.

En Argentina la frase «negro de mierda» (con perdón) es parte del vocabulario habitual de buena parte de la sociedad y expresa, sin ambigüedades, el desprecio que algunos sienten por los que no son de su condición.

No puedo estar de acuerdo con esto, pero lo acepto de aquellos que no tiene los valores que el Evangelio nos ha inculcado. Pero me parece increíble que un cristiano se exprese y comporte de esta manera.

Ayer un cadaver apareció en el rio Chubut y todo apunta a que sea el de Santiago Maldonado.

Hoy he visto un post en Facebook que quiero compartir con vosotros, que hago mío y que ha motivado este post. Las autoras son Miriam Beccar (JPIC – OFS Argentina) y Myrna Moretta.

Perdón familia Maldonado.

Perdón por ser parte de una sociedad enferma.

Perdón por ser parte de una sociedad en donde cada sector político uso a Santiago para tratar de revindicar su propia causa y tomo el caso para sacar su propio provecho, ante la angustia y desesperación de su famila.

Perdón por formar parte de un sociedad con un Estado ausente, ciego, sordo y mudo, que nunca fue a fondo con la hipótesis más obvia , que barajó las opciones más absurdas, que se hizo eco de las teorías más disparatadas. 


Perdón por consumir la basura que publicaban los medios, cada cual con su teoría tendenciosa, para un lado , para el otro, tironeando de Santiago cada cual, tomándolo como estandarte de su disputa.


Perdón por no ponerme un poco en su lugar, por no hacerme eco de su impotencia, de su angustia, de su dolor. 


Perdón por no tomar conciencia.


Perdón por no terminar de entender, que ese pibe bohemio que vivía el día, que cooperaba con las causas que consideraba justas, era hijo, era hermano, era amigo…


Hoy solo me queda rezar por uds, para que encuentren algo de consuelo. Estoy segura de que Santiago está en un lugar mejor.


Hoy solo me queda pedir perdón por esta sociedad enferma, desquiciada de la que soy parte.
PERDON

 

Desde aquí rezamos por el alma de este joven y por la de tantos y tantos que cada día, en Argentina, son víctimas de la violencia. Por aquellos desamparados por un estado «ausente, ciego, sordo y mudo». Y por todos aquellos que, tras décadas de barbarie política y de intoxicación mediática, han perdido lo único que nos separa de los animales: el alma.

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