La justicia de Milán envía a tres frailes acusados del desfalco de más de veinte millones de euros a juicio.
Los magistrados Adriano Scudieri y Sergio Spadaro han dispuesto la citación directa a juicio por apropiación indebida, para los tres exadministradores de los Frailes Menores (OFM).
Es el resultado de la investigación por especulación financiera abierta contra algunos frailes.
El escándalo, que dejó a la Curia general de la Orden de Frailes Menores al borde de la quiebra, saltó a la luz en 2015 cuando se supo que tres frailes confiaron más de 50 millones de euros a un extraño para obtener unos intereses del 13.5%, pero las rentas nunca llegaron y el dinero se esfumó.
El dinero, destinado a las obras religiosas, se había convertido, entre otras cosas, en hoteles de lujo en África y Medio Oriente. La policía italiana inició entonces una investigación, junto a las autoridades suizas, a raíz de la denuncia interpuesta por la Casa General de la Orden, la Provincia franciscana de Lombardía y la Conferencia de Ministros Provinciales de Italia
Los acusados son, el ex ecónomo de la Casa General, fray Giancarlo Lati, el ex ecónomo de la Provincia de Lombardía, fray Renato Beretta y el ex ecónomo de la Conferencia de Ministros Provinciales de Italia, fray Clemente Moriggi. A los tres se les acusa de apropiación indebida ya que transfirieron millones de euros de la Orden, a las cuentas personales de Leonida Rossi, sin ninguna autorización y con el único objetivo (muy poco franciscano) de obtener una renta especulativa.
A Rossi, un italo-suizo de 78 años, se le acusaba de haber usado dinero de proveniencia ilícita.
El agente financiero recibió, desde 2007, decenas de millones de euros que los frailes ingresaron a sus cuentas personales en el Credit Suisse del país alpino.
Mientras tanto, entre 2010 y 2012, este mismo “gestor” se ocupó de obtener otros 680.000€ de la Obra de Don Bosco que también se encuentra hoy en una situación financiera muy delicada.
Rossi se quitó la vida en noviembre de 2015 y fue hallado por la policía italiana en su villa en Lurago d’Erba, provincia de Como, al norte de Italia.
Ahora resta por definir la fecha en que comenzará el juicio para los religiosos.
Un ecónomo de “lujo”
El ex ecónomo general, Fray Lati, ya había dado señales de su capacidad de gestión, antes de que estallara el escándalo. Quizás su “obra cumbre” fue la costosísima restauración y puesta en marcha del hotel-restaurante “Il Cantico”, a pocos pasos de la modesta residencia del Papa Francisco.
El hotel, que cuenta con 71 habitaciones y un restaurante para 300 comensales, de franciscano solo tiene los fragmentos del “Cantico de las Criaturas” que adornan sus paredes.
Aun cuando el fin de este emprendimiento fuera, a priori, bueno («Las ganancias de esta estructura se transferirán en su totalidad a nuestros misioneros, presentes en más de cien países del mundo, y a la formación de jóvenes de países pobres» podía leerse en su web) nos preguntamos si era el instrumento correcto.
¿No es incoherente mostrar al mundo un hotel de “lujo”-franciscano?
Claramente tan incoherente como invertir el dinero de la Orden en un negocio financiero especulativo.
Claro está que el Definitorio General o el propio Ministro General estaban al margen de estos movimientos, de hecho, fueron ellos quienes denunciaron a los frailes antes citados y llevan desde 2014 intentando capear el temporal financiero.
Fray Michael Perry decía, cuando el escandalo salió a la luz: «parece que hubo una serie de transacciones financieras dudosas, realizadas por frailes a quienes se les había confiado el cuidado del patrimonio de la orden, sin el pleno conocimiento y consentimiento del Definitorio general anterior o actual».
Asumiendo que los frailes en cuestión han obrado de buena fe y han sido engañados por laicos inescrupulosos habidos de fortuna fácil, la pregunta es ¿hasta cuándo seguirá la Iglesia confiando a hombres sin formación específica el cuidado de sus bienes materiales? ¿Si un licenciado en Administración de Empresas no puede (o no debería) escribir sobre teología o predicar en las parroquias, porque puede un teólogo (en el mejor de los casos) administrar millones de euros provenientes de los fieles?
Algunos parecen no enterarse qué, para administrar, no alcanza con ser honrado, también es necesario estudiar.
Algo que han aprendido, a fuerza de euros, sudor y lagrimas, los Frailes Menores, al nombrar a fray John Puodziunas, OFM, (Master en Administracion por la Universidad de Northwestern) como Ecónomo General.
Un duro aprendizaje.
Hay quien dice que toda crisis encierra una oportunidad y esto parece ser lo que ha sucedido en la Curia General OFM. Desde 2014, con la entrada del nuevo Gobierno dirigido por fray Michael Perry, las cosas han cambiado, y mucho.
El Capitulo General de 2015 decidió el “nombramiento de un Comité Internacional de Asuntos Económicos, compuestos por frailes y laicos con experiencia profesional”.
En Octubre del mismo año, el Definitorio General, decidió nombrar una comisión internacional ad hoc. Esta comisión comenzó a trabajar de inmediato para lograr hacer propuestas concretas antes de finales de 2015. Los miembros de esa Comisión Ad hoc eran: Fr. Julio César Bunader, Vicario General, Fr. Antonio Scabio, Definidor general, Fr. John Puodziunas, Ecónomo General; Mr. Wilmer Smeenk, y Mr. Les Quick, laicos expertos altamente cualificados, procedentes de los Países Bajos y de EE.UU, respectivamente.
La Comisión presentó su primer informe en enero de 2016 y se hicieron algunas propuestas concretas que fueron sometidas a aprobación.
En mayo del mismo año fue el propio Ecónomo General quien presentó algunas medidas concretas ya tomadas para afrontar la situación financiera de la Curia general y un plan de acción para el futuro.
Y a finales del año pasado, el Ministro General, informó que habían contratado a PricewaterhouseCoopers SpA, una de las consultoras más importantes del mundo, para llevar adelante una profunda auditoria sobre las actividades economías de la Casa General.
La auditoría, como informó el propio Ministro General, “no encontró ningún problema o inexactitud consistente en los informes económico-financieros; las sugerencias propuestas fueron las de desarrollar cada vez más una cultura de control, de crear directrices de operatividad claras y precisas, centralizar las gestiones bancarias y la administración en efectivo, revisar el software de contabilidad y aumentar la seguridad informática”.
Pero todas estas medidas no tendrían valor alguno si no se hubiese tomado la más importante: denunciar los hechos a la autoridad competente.
Un signo claro de apertura y transparencia.
Paz y Bien!
Gabriel López Santamaría
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